Oh, mi adorado padre celestial, hoy
quiero agradecerte con el alma y con todo mi corazón por bendecirme con otro
milagro de tu gran amor. Solo tu oh, mi amadísimo Señor Jesucristo, puedes
lograr lo que ningún humano cree que sea posible.
Gracias por rescatar del abismo de las
drogas a todas aquellas personas que la humanidad despreció, gracias por
enseñarles un nuevo camino de gloria y, sobre todo, gracias por bendecirlos con
tu amor, por creer en ellos y porque nunca los dejaste solos.
Hoy puedo dar fe y testimonio de que
tus milagros son tan grandes y asombrosos como la creación del universo que
solo fue posible gracias a tu inmenso amor.
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