Si me hubieran
conocido antes, se asombrarían de lo diferente que soy ahora. Y todo mi cambio únicamente
gracias a Dios.
El reconocer la
presencia de Dios dentro de mi corazón, llena mi alma de una dicha tan enorme
que no puedo describir con palabras.
Es una felicidad que
me acompaña siempre, aunque mis cosas humanas no anden bien. Aunque no tenga nada
material.
Me siento afortunada,
porque mi mayor y más grande riqueza es contar con el amor de Dios.
Durante muchísimos años
estuve yendo de lugar en lugar, sin hallarme a mí misma. Vivía sin realmente
vivir, sin sentir. Sin tener esta paz que tengo ahora.
Mi paz y mi
felicidad, se la debo por completo a Dios, porque sin Dios, yo, no sería nada.
La esperanza y la fe vienen de manos de Dios y me llegan en cantidades exorbitantes
a cada instante de mi vida.
Y le doy gracias a mi
Dios del cielo, por estar a mi lado y concederme la gracia de su inmenso amor. A
cada instante pienso que no soy merecedora de tanto amor, pero al mismo soy
demasiado bendecida por tenerlo. El amor de Dios le dio un sentido real y
verdadero a mi existencia y es por eso por lo que quiero compartir con el mundo
mi colosal felicidad.
¿Y cómo un ser humano
puede saber que ha recibido un milagro de manos de nuestro señor Jesucristo?
Solamente tienes que
mirarte en el espejo y cuando te mires sabrás que tienes vida, que tienes alma
para sentir, un cuerpo en el que todas sus partes están perfectamente conectados.
Cuerpo, mente y espíritu.
Cerebro para pensar, voz para expresar esos pensamientos, corazón para amar,
manos para abrazar y dejar salir ese amor que sientes.
Tienes piernas que
recorren mundos y mundos que llenan tu vida de conocimientos. Sol y luna, mar y
estrellas, arboles y frutas y maravillosos paisajes.
Tantas maravillas en
la naturaleza, creadas por Dios solo para nuestro deleite. Y, aun así, teniéndolo
todo, queremos más. Pero esas cosas que están ahí tan latentes, yo ni siquiera
las veía. Enfrascada en un mar de problemas, enmarañada en una existencia vacía
y sin sentido, hasta que conocí a Dios. Obviamente yo no soy la única, Dios está
dentro del corazón de cada ser vivo en este universo y todos los seres vivos deberíamos
glorificar lo y agradecerle sin cansarnos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
SEND YOUR COMMENTS