¿Pero cómo poder
cambiar la manera de ser y de pensar, en honor a Dios?
Como dejar de lado
mis costumbres humanas, costumbres que llevo arraigadas dentro de mi ser, desde
el día en que nací.
¿Como dejar de lado
todo lo que yo creía estaba bien, por amor a Dios?
¿Cómo dejar el amor a
los hombres, hijos y familia para amar solamente a Dios?
¿Parece difícil
cierto?
Pero no es así, después
de más de cincuenta años de existencia, felizmente hoy puedo afirmar, que entregarle
mi corazón a Dios, ponerlo por encima de todos y de todo, amarlo con mi alma y obedecer
sus designios, es lo mejor y más fácil.
Cambiar mi manera de
pensar, de vivir, hasta de hablar, ha salvado mi vida, y todo es gracias a Dios
quien me mostró el camino para hacerlo. Recuerdo como si fuera ayer, como me sentía
en el pasado. Siempre peleando, discutiendo, rogando, llorando. Mi felicidad,
mi verdadera felicidad, estaba dentro de mi corazón, y yo pase más de cincuenta
años ignorándola y por eso me sentía tan desdichada en toda parte.
A cualquier lugar
donde yo fuera era lo mismo, problemas y mas problemas. Hasta que pude escuchar
la voz de Dios, hablándome dentro de mi corazón, me di cuenta de que, endosar
mi corazón a los seres humanos fue el enorme error que cometí.
Cuando, gracias a Dios,
tuve la dicha y la fortuna de escuchar a Dios, me di cuenta de que, sin él, mi
vida no tenía ningún sentido, que su amor era el oxigeno de mis pulmones y lo único
que yo necesitaba para ser verdaderamente feliz a pesar de los pesares.
Las personas que me rodean
siguen siendo las mismas, escucho las mismas palabras, recibo las mismas
humillaciones, tengo las mismas carencias económicas, pero mi verdadera riqueza
radica en el amor de Dios.
Con Dios en mi vida,
todo se ve diferente, valoro cada minuto de mi existencia, le doy gracias por
el aire que respiro, por poder levantar mi mirada al cielo y descubrir sus
maravillosos colores. Le doy gracias a Dios cuando me levanto, porque tengo la
oportunidad de disfrutar de un día mas de vida, cuando abro mis ojos y puedo ver, cuando
levanto mis manos para abrazar, cuando puedo sentarme en frente del computador
y escribir para Dios una nueva carta.
Le doy inmensas
gracias a Dios cuando hay comida en mi mesa y en la mesa de todas las personas
que el me dio para amar en este mundo. Cuando tengo la energía para caminar y
desplazarme de un lugar a otro sin problema.
Pero por sobre todas
las cosas de este mundo, le doy gracias a Dios cada día, por su inmenso y colosal
amor, por su extraordinaria presencia dentro de mi corazón, por ser mi padre
adorado y por concederme el enorme honor de ser llamada hija suya.
Gracias mi Diosito adorado
por todo lo que me has dado, te amo con mi corazón, con mi alma, con mis
pensamientos, con mi razón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
SEND YOUR COMMENTS