Pero lo que estaba por ocurrir, sería para mí, el primer milagro del que realmente tuve conciencia.
Mi corazón definitivamente no funcionaba bien, los médicos me dejaron en el hospital casi dos meses, examinándome, haciendo todo lo posible para que mi corazón respondiera. Pero no fue así. Mi corazón ya no quería trabajar, estaba a su máxima capacidad. Solo 33 pulsaciones por minuto cuando lo normal en un adolescente es mas de 60.
Yo no visualizaba aun la gravedad de mi caso, comencé a enfocarme mas en el hecho de que mi familia ni siquiera venia a verme.
No recuerdo si recé, pero creo que debí comenzar a hacerlo en esos dias de oscuridad donde mi la vida se me iba de las manos sin poder hacer nada para retenerla.
Ya no podía respirar bien, ni siquiera con el oxigeno que tenia puesto, mi cabeza me dolía siempre, era un dolor agudo que no me dejaba pensar con claridad. Los médicos me prohibieron hablar, levantarme de la cama, leer. A mis 18 años estaba a punto de morir en la soledad de la cama de un hospital, sin amigos, sin familia, sin doliente.
Pero una noche, me dormí en un sueño muy profundo, fue la primera vez que pude quedarme dormida, los dolores, mareos y malestares nunca me permitían descansar.
Me vi a mi misma caminando hacia el cielo, por un camino semi oscuro, pero que tenia una luz rodeada de estrellas al final de ese camino. Yo caminaba muy lento, tenia miedo de avanzar, porque no sabia lo que encontraría al otro lado de la luz.
Pero Dios, mi amadisimo Dios del cielo, esperaba por mi al final de ese camino. Lo sabia, lo veía, lo sentía. Esa fue la primera vez en mi vida en la que pude compartir un extraordinario momento al lado de Dios.
No puedo recordar que me dijo, ni que le dije yo, lo único que se es que, al día siguiente, a primera hora en la mañana, los médicos me llevaron a cirugía y me implantaron un pequeño marca pasos que le ayudaría a trabajar a mi corazón. Y casi de inmediato, toda mi energía vital regresó a mi para darme una nueva oportunidad de existir.
Mi Dios del cielo había hecho para mi ese enorme milagro, devolverme la vida cuando ya casi la perdía, cuando ningún medico sabia que hacer, Dios eligió a uno de ellos para poner dentro de su cerebro la idea de la cirugía y la inteligencia para realizarla. Y no solo eso, lo acompañó durante el proceso para que no hubiera ningún error.
Después del implante del marca pasos, solo tuve que permanecer dos dias mas en el hospital para que ellos vieran cual era la reacción de mi organismo con ese cuerpo extraño.
Dios me hizo ese enorme milagro, no solo el marca pasos funcionaba perfectamente sino que mi cuerpo lo aceptó como si hubiera sido parte suya durante toda la vida.
A partir de ese momento, tenia cinco años mas de vida, lo que duraba la batería de mi marca pasos, pero esos años tendrían una gran calidad de vida, sin dolores, sin mareos sin malestar.
En realidad no pregunté nada, era joven y descuidada, lo único que hice fue agradecerle a Dios por este nuevo gran milagro en mi vida y porque me dio la oportunidad de darme cuenta cuan grande era su amor por mi.
Ni siquiera me importó el hecho de que mi familia no se apareciera, estaba viva, tenia salud y desde ese momento en adelante aprovecharía para bien cada momento de mi existencia.
Pero Dios, mi amadisimo Dios del cielo, esperaba por mi al final de ese camino. Lo sabia, lo veía, lo sentía. Esa fue la primera vez en mi vida en la que pude compartir un extraordinario momento al lado de Dios.
No puedo recordar que me dijo, ni que le dije yo, lo único que se es que, al día siguiente, a primera hora en la mañana, los médicos me llevaron a cirugía y me implantaron un pequeño marca pasos que le ayudaría a trabajar a mi corazón. Y casi de inmediato, toda mi energía vital regresó a mi para darme una nueva oportunidad de existir.
Mi Dios del cielo había hecho para mi ese enorme milagro, devolverme la vida cuando ya casi la perdía, cuando ningún medico sabia que hacer, Dios eligió a uno de ellos para poner dentro de su cerebro la idea de la cirugía y la inteligencia para realizarla. Y no solo eso, lo acompañó durante el proceso para que no hubiera ningún error.
Después del implante del marca pasos, solo tuve que permanecer dos dias mas en el hospital para que ellos vieran cual era la reacción de mi organismo con ese cuerpo extraño.
Dios me hizo ese enorme milagro, no solo el marca pasos funcionaba perfectamente sino que mi cuerpo lo aceptó como si hubiera sido parte suya durante toda la vida.
A partir de ese momento, tenia cinco años mas de vida, lo que duraba la batería de mi marca pasos, pero esos años tendrían una gran calidad de vida, sin dolores, sin mareos sin malestar.
En realidad no pregunté nada, era joven y descuidada, lo único que hice fue agradecerle a Dios por este nuevo gran milagro en mi vida y porque me dio la oportunidad de darme cuenta cuan grande era su amor por mi.
Ni siquiera me importó el hecho de que mi familia no se apareciera, estaba viva, tenia salud y desde ese momento en adelante aprovecharía para bien cada momento de mi existencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
SEND YOUR COMMENTS