Melany fue llevada ante las autoridades, donde le explicaron que en menos de tres dias seria enviada a la cárcel de máxima seguridad a esperar por su sentencia. Que le darían aproximadamente veinte años de prisión por el delito de trafico de estupefacientes.
También le dijeron que debía confesar quienes eran sus cómplices si quería que la condena fuera menor.
Melany les dijo que la maleta la había preparado su esposo, que estaban de luna de miel, que podían preguntarle a el. Era la primera vez que Melany mencionaba a su esposo, estaba segura de que si lo llamaban el vendría en su rescate, sabia cuando la amaba.
Los policías le pidieron todos los datos de Hector, lo buscaron en la base de datos y no encontraron ninguna persona con ese nombre.
Melany gritaba desesperada, no quería pasar tantos años en prisión sin haber cometido ningún delito.
Los policías no le creían nada, todo lo que ella dijo era mentira, su nombre no aparecía en ningún juzgado ni en iglesia, al parecer Hector no había matriculado el matrimonio, lo que significaba que legalmente no estaba casada. Tal vez la habían engañado pero eso ella no podía probarlo, así que pagaría con cárcel inocente o culpable.
Esos policías eran crueles, la trataron como la pero de los criminales, Hector al parecer no existía, era un espejismo. Como pudo suceder que ella compartiera tantos años con alguien que todos dicen que no existen.
Melany fue llevada de nuevo a su celda, tenia el corazón partido, le preocupaba quedarse encerrada, pero lo que mas le dolía era que Hector hubiera desaparecido. Ella lo amaba demasiado, no podía creer que el la hubiera engañado.
Melany se postro de rodillas, comenzó a rezar, sus padres le enseñaron desde que era niña, pero después de crecer ella se olvido por completo de las oraciones. Nunca rezaba, nunca le oraba a Dios.
Pero esa noche, ella se acordó de Dios y postrada de rodillas le rogaba por un milagro.
Esta historia continuará....
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