Dios de mi corazón, tu sabes que yo no tengo palabras suficientes para agradecerte todo lo qué haces por mi y por toda la humanidad cada día de nuestras vidas.
Antes que nada, Dios de mi alma, quiero darte
agradecerte por tu inmenso amor, por tu divina presencia dentro de mi corazón,
por ser mi padre adorado y por concederme el enorme honor de ser llamada hija
tuya.
Quiero agradecerte por la vida, por la salud, por
todos los milagros recibidos durante toda mi existencia.
Dios mío bendito, en este tiempo de incertidumbre, en
estos días de pandemia, en los que las personas se encuentran muy estresadas y
desesperadas, yo quiero agradecerte inmensa mente por mantenerme fuerte en la
fe con la que me bendijiste hace mucho.
Te agradezco Dios de mi corazón porque es precisamente
esa fe la que hace que mi mente y mi corazón se sientan tranquilos a pesar de
los pesares.
Es esa fe la que me da la certeza de que, pase lo que
pase, yo y toda la humanidad estamos protegidos por el sagrado manto de tu
inmenso amor.
Gracias Dios de mi corazón, por amarnos tanto y porque
nunca nos dejas solos.
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