martes, 23 de julio de 2019

Y COMIENZA EL MILAGRO

Tom regresó a su habitación completamente devastado. Se sentó en la silla junto a la cama y comenzó a llorar tan fuerte y tristemente que las personas que pasaban podían escuchar su llanto.

Doña Tulia, una dulce anciana que pasaba por la puerta de la habitación, de conmovió hondamente al escuchar a Tom y entró a su habitación, disculpándose con el por interrumpirlo.

Tom no le dijo nada a la anciana, no quería hablar con nadie, de hecho ya no quería hacer ni decir nada, había perdido toda esperanza y hasta las ganas de seguir viviendo.

Eran mucho meses enfermo, muchos meses en soledad en la cama de su casa y ahora en el hospital lo mismo. La única diferencia era que al menos en el hospital podía escuchar la voz de los médicos, enfermeras y visitantes. Habian personas al rededor y en su casa, solo la soledad lo acompañaba.

Doña Tulia se acercó un poco mas, quería consolar a ese pobre señor que se veía tan angustiado. Le pregunto que si podía acompañarlo. Pero Tom tampoco le respondió nada.

Sin embargo, doña Tulia se quedo ahí, junto a Tom, sin pronunciar palabra. Al cabo de un rato se despidió de el diciendo que regresaría al día siguiente, que Dios lo bendijera y que no se preocupara siempre existía la esperanza.

Tom ni siquiera la escuchó, tampoco le habló, su enorme tristeza cubría su vida de oscuridad. Ya todo estaba terminado para el, solo esperaba el momento en el que la enfermedad se apoderara de su cuerpo y lo matara.

De hecho ya no le importaba, solo quería que ese dolor terminara, que desapareciera para siempre, ya no aguantaba mas.

Esta historia continuará.....

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