Mientras caminaba por los pasillos del hospital, Tom observaba a las enfermeras hablando alegremente. Esa alegría le recordaba los tiempos pasados en donde a el nada le dolía, en donde nada le afectaba, en donde su salud era de roble.
Sus constantes viajes por el mundo, a todas esas personas que conoció en el transcurso de su vida y que dijeron amarlo mucho. Donde estaban ahora que tanto los necesitaba.
Era día de visita, la gente comenzaba a llegar. Todos saludaban, abrazaban y besaban a su familiar enfermo, menos el.
Su madre estaba enferma, así que ese día, no le acompañaría. Tom caminaba de un lado para otro, no quería regresar a su habitación, la cama lo tenia muy cansado.
Tres meses encerrado y no mejoraba. Los dolores eran cada día mas atroces, pero esos dolores en su cuerpo, no eran tan grandes, comparados con los dolores que sentía dentro de su corazón por el horrible abandono al que lo sometieron todos sus seres amados.
No sabia como curar esa angustia, no quería morir así, sin amor y sin compañía, no encontraba la manera de superar su situacion para enfrentarse a la muerte con una actitud digna.
Quizá si su esposa lo hubiera querido, si sus hijos vinieran a visitarlo, si sus amigos amigos aparecieran en el hospital, quizá así el encontraría la fuerza para aceptar su triste destino.
Caminó de regreso a su habitación, no tenia nada que hacer allí, solo angustiarse mas con la presencia de las familias amorosas que se preocupaban por sus enfermos, mientras añoraba a la suya.
Esta historia continuará.....
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