No jurar su santo nombre en vano, es el segundo mandamiento de la ley de Dios y significa que nunca debemos de tratar de convencer a las demás personas de que lo que decimos es cierto, usando el nombre de Dios.
Algunos de nosotros nos acostumbramos a mentir, mentimos por conveniencia, por sobre vivencia o simplemente por no herir los sentimientos de los demás. Mentir es malo, pero es mucho peor hacerlo y tomar el sagrado nombre de Dios para reforzar una mentira.
Dios es muy claro en sus mandamientos, tan claro que cada uno de ellos no deja lugar a confusiones.
Dios es amor, pureza, verdad, claridad, así que no debemos manchar su nombre al usarlo para un mal propósito.
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